
Desafíos
Dos retos muy claros se imponen a la producción de libros infantiles en la Argentina. El primero de ellos refiere a una situación global: el avance de las nuevas tecnologías por sobre el producto libro El otro corresponde a la situación económica argentina, una vez derrumbada la convertibilidad e impuesto un replanteo en los modos de producción.
Ya alrededor del 2000 estaba muy avanzada la concentración de los grupos editoriales radicados en nuestro país, extranjeros o argentinos. Sellos históricos como Aique, Tesis Norma, Alfaguara o Sudamericana pasaron a pertenecer a conglomerados cada vez mas expansivos, y aun así muchos de ellos continuaron con sus colecciones dedicadas al público infantil y juvenil.Con la devaluación del peso argentino se hizo muy costosa la impresión de libros en el extranjero, y aquellos talleres gráficos que a duras penas podían competir con los precios durante el menemismo se reactivaron, muchos nuevos abrieron y se actualizaron técnicamente haciendo posible la producción de libros de mayor exigencia técnica.

La transición tecnológica en la industria editorial.
Este mapa económico también impulsó la creación de muchos nuevos sellos editorialesque comenzaron a explotar los nichos que quedaron vacantes al derrumbarse la importación de libros. Nombres como Arte a Babor, Ediciones del Eclipse, Calibroscopio, Kalandraka y La Brujita de papel parecen haber ocupado inteligentemente aquel espacio que poco interesa a las grandes editoriales.

La crisis económica y el crecimiento de las pequeñas editoriales.
El resultado es una oferta rica en cantidad, calidad y variedad, con una factura técnica y artística que seduce no sólo al público infantil sino también al adulto.

Novedades editoriales de calidad.
Dentro de las políticas estatales, luego de algunos años de discontinuidad asociados al derrumbe de la economía local se revitalizaron los programas de lectura, se incrementó la compra de libros destinada a bibliotecas escolares y educativas y en 2014 se promulgó la ley que crea el Sistema Nacional de Bibliotecas Escolares .
Uno de los debates que en esta última década repercute en todos los ámbitos de la industria cultural es la adaptación de su sistema de difusión y producción frente al avance de Internet y los medios digitales.
Tecnófilos entusiastas y bibliófilos pesimistas prácticamente pronosticaronla desaparición del objeto libro.Pero mientras dentro de las obras destinadas para adultos el libro electrónico creció sostenidamente, la literatura no acompañó el fenómeno con la misma intensidad. De todos modos, el libro multimedia ya está comenzando a tener su desarrollo y ALIJA ya entrega un premio para dicha especialidad.

Nuevos formatos para los libros.
Indudablemente el libro infantil ha crecido en calidad material y sigue siendo un objeto cultural sumamente atrayente. Más allá de le enorme oferta de distracciones y estímulos los niñossiguen teniendo un espacio para entregarse a un buen libro. El actual porcentaje de ediciones LIJ aportado por la Cámara del Libro (21 por ciento de lo editado en 2014) lo refrenda.
Otro crecimiento importante se dio dentro de la especialidad de la historieta, un terreno por lo general destinado a un sitio marginal dentro del panorama literario.
En el plano autoral también han sucedido acontecimientos. Ya mencionamos a María Teresa Andruetto e Isol y sus reconocimientos internacionales. Pero otros nombres han sobresalido durante estos últimos años: Liliana Bodoc , Eduardo Abel Giménez , María Wernicke , Franco Vaccarini , Ruth Kaufman , Itsvansch y tantos otros. Un fenómeno editorial y de popularidad que se ha extendido al campo de la música y del teatro es el de Luis María Pescetti , autor de la sobresaliente serie de Natacha.
Este recorrido por la historia de la LIJ argentina siempre será insuficiente. Habrá nombres, momentos y obras que han quedado de lado en el fervor del racconto ya que estamos hablando de una literatura con una tradición riquísima y que como tal tiene sus clásicos. Una de las grandes noticas de estos últimos años es la re edición de tres colecciones señeras:
Los cuentos de Polidoro: re publicados en una edición homenaje por el Ministerio de Educación de la Nación dentro del Plan de Nacional de Lectura. Editados por el Centro Editor de América Latina (CEAL), iniciativa de Boris Spivacow, fue una colección dirigida por Beatriz Ferro que convocó a las plumas y los pinceles de Eduardo Gudiño Kiefer, Ayax Barnes, Hermenegildo Sabat y Horacio Clemente. Fueron y son libros a precios accesibles.
Los cuentos del Chiribitil: También editados originalmente por el CEAL pero ya en la década de 1970, con dirección editorial de Graciela Montes y Delia Pigretti. Por iniciativa de EUDEBA y manteniendo su accesibilidad económica vuelven a aparecer los cuentos de Laura Devetach, Martha Giménez Pastor, Graciela Cabal, Graciela Montes con ilustraciones de Tabaré, Mandú y el gran Ayax Barnes.
La serie de libros de Maria Elena Walsh: Clásicos imbatibles como Dailan Kifki, Tutú Marambá y El Reino del revés que serán reeditados por Penguin Random House, conglomerado de editoriales entre las que se encuentra Sudamericana, que puso en las librerías aquellas obras por primera vez durante la década de 1960. La gran novedad es que esta reedición recupera las ilustraciones de Pedro Vilar, un reconocimiento a tiempo para él y para todos los ilustradores, valorizados al fin como autores.