
El hijo
Como una parábola moderna, Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe abandonó el seno de una familia pudiente para entregarse al sacerdocio y el trabajo en favor de los pobres, antes de morir a manos de la violencia paraestatal, a la edad de cuarenta y tres años.

Tras completar sus estudios primarios, ingresó en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Díscolo y disperso, abandonó el tradicional colegio para cursar tercer y cuarto año en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza(ILSE). Allí, a diferencia de los años previos, se caracterizó por su alto rendimiento académico. Esto le permitió ser aceptado de nuevo en el Nacional Buenos Aires de donde finalmente egresó en 1948.
El padre
En 1949 comenzó la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Allí entabló contacto con compañeros como Roberto Guevara, hermano del Che. A pesar de su formación laica, Mugica empezó a sentir cada vez con más fuerza un destino religioso que crecía en su interior como un mandato familiar aletargado. En ocasión del Jubileo del año 1950, viajó a Europa con varios sacerdotes amigos, entre ellos Alejandro Mayol, quien luego sería integrante del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Esa travesía sería fundamental para madurar en Mugica su vocación dormida. De regreso en Argentina, abandonó Derecho, tras haber cursado sólo dos años. En marzo de 1952, a los 21 años, ingresó al Seminario Metropolitano de Buenos Aires para iniciar formalmente su carrera sacerdotal.
Esa vocación, sin embargo, vendría de la mano de una reformulación interior que cambiaría profundamente su personalidad y sus perspectivas tanto espirituales como sociales. Según Mugica, cuando ingresó al seminario, lo hizo imbuido de un “catolicismo individual”, fiel al lema “salva tu alma”. “Ir al Cielo, buscar la felicidad, esa que está en Dios”, diría años más tarde. Un sacerdote francés, el abate Pierre , sería quien lo ayudaría a resignificar ese sendero religioso y marcaría la nueva espiritualidad de Mugica.
Antes de hablarle de Dios a una persona que no tiene techo es mejor conseguirle un techo
“Antes de ingresar en el seminario yo tenía una visión maniquea de la existencia. El alma era buena y el cuerpo malo. Eso viene de Platón, y se metió en la Iglesia con San Agustín; aún perdura esa concepción, sobre todo en lo relativo al sexo. Pero estamos viviendo un amplio proceso de liberación para desterrar esa actitud individualista del seno de la Iglesia.” Mugica. 1972
En 1954 comenzó a colaborar con el Padre Juan José Iriarte, desde la parroquia Santa Rosa de Lima. Junto a Iriarte asistían a familias carenciadas y una vez por semana visitaban un conventillo ubicado en la calle Catamarca. Esa experiencia solidificó su compromiso social y religioso con los pobres pero de esas misiones extraería también una enseñanza que habría de marcarlo políticamente. La noche del 16 de septiembre de 1955 luego de que las fuerzas armadas derrocaran a Perón y el propio Mugica, como reconocería años después, participara del “júbilo orgiástico” por su caída, el todavía seminarista se dirigió como de costumbre al conventillo.

Esa noche fue el otro momento decisivo de mi vida. Cuando volvía a casa, a mi mundo que en esos momentos estaba paladeando la victoria, sentí que algo de ese mundo ya se había derrumbado. Pero me gustó.
La fe política
En noviembre de 1957, escribió para la revista del seminario su primera nota, titulada "El católico frente a los partidos políticos". Cuando el 21 de diciembre de 1959, tras ocho años de estudios, Carlos Mugica fue ordenado sacerdote, el compromiso por los pobres, la inquietud política y la búsqueda de una religiosidad "carnal" que exceda el terreno de la salvación individual, ya formaban parte constitutiva de su camino.
Su antiguo párroco, el Padre Iriarte, ahora ordenado monseñor y designado obispo de Reconquista, lo llevó a una misión a Chaco. Allí Mugica volvería a contraponer la fe y las enseñanzas cristianas con un escenario de máxima pobreza.
En esa misión, cuando una chica llegó a una rancho, una viejita le dijo "a mí me vienen a hablar de Dios, si me estoy muriendo de hambre". A los muchachos esto les dolió profundamente porque sentían en carne propia el dolor de los pobres.
De regreso a Buenos Aires, trabajó junto al cardenal Antonio Caggiano, quien lo designó vicario cooperador en la parroquia Nuestra Señora del Socorro, en Barrio Norte, al tiempo que oficiaba de capellán de la escuela “Paulina de Mallinkrodt”, en el barrio de Retiro. La figura de Mugica comenzó a crecer por esos años: fue nombrado profesor de Teología en la Universidad Del Salvador y en las facultades de Psicopedagogía y de Derecho, y una vez a la semana predicaba una homilía en Radio Municipal. Domingo Bresci

Domingo Bresci
Sacerdote compañero de Mugica.
Bresci cuenta los inicios del Grupo de Pastoral Villera.
El 18 de octubre de 1965 participó de las jornadas "Diálogo entre católicos y marxistas", en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. A su vez, comenzó a desempeñarse como asesor de la Juventud de Acción Católica, en su ex colegio Nacional. Allí conocería a Gustavo Ramus, Fernando Abal Medina y Mario Firmenich, futuros fundadores de la organización Montoneros y con quienes Mugica tendría una relación política zigzagueante, atravesada por las diferentes concepciones acerca de la violencia y los límites de la lucha revolucionaria que cada uno de ellos desarrollaría con el correr de los años.
Todas estas actividades, por lo demás, comenzaron a inquietar a ciertos sectores conservadores del clero. La feligresía de la parroquia Nuestra Señora del Socorro había aceptado a Mugica a causa de su ascendente familiar. Abrazado definitivamente al peronismo, y por eso mismo crítico del gobierno de Arturo Illia, la comunidad parroquial comenzó a inquietarse y le solicitó al Cardenal Caggiano su traslado, acusado de meterse "demasiado en política".
Creo que la misión del sacerdote es evangelizar a los pobres... e interpelar a los ricos. Y bueno, llega un momento en que los ricos no quieren que se les predique más, como sucedió en el Socorro cuando me echaron [porque] 'las señoras gordas' le fueron a decir al párroco que yo hacía política en la misa.
Luego de un breve interregno como vicario en la parroquia Inmaculada Concepción de María, Mugica viajó en 1967 a Bolivia, en nombre de monseñor Podestá, para reclamar el cuerpo del Che Guevara y conocer el estado de los prisioneros del Ejército de Liberación Nacional. En noviembre, inició un viaje de casi un año a París para estudiar en el Instituto Católico. Era 1968 y ese nuevo viaje a Europa volvería a impactar en su vida.
