Eran conscientes de que el golpe dificultaría la articulación y continuidad organizativa de los que habían sido desalojados del aparato estatal tal cual lo había reflejado la experiencia hondureña, amén de las obvias diferencias. Mantener la fecha fijada de las elecciones permitía, asimismo, conseguir el reconocimiento de algunos organismos internacionales, y en particular la Organización de Estados Americanos (OEA), donde los gobiernos progresistas no son mayoría, en clara oposición al Mercosur y Unasur que decidieron suspender al Paraguay y donde los gobiernos progresistas hoy ejercen un claro liderazgo.
De hecho, desde el golpe del 22 de junio tanto el gobierno de Franco como los medios de comunicación que apoyaron la destitución de Lugo se dedican a denostar a Unasur. En contraposición, enaltecen la labor de la OEA y la figura de Oscar Arias, el ex presidente de Costa Rica –y premio Nobel de la paz 1987– que llegó a Paraguay como jefe de una misión de observación electoral de la OEA. A la vanguardia de esta postura se encuentra el diario ABC-Color, el más importante e influyente del país. En su editorial del 5 de diciembre titulado “La OEA y la Unasur llevan rumbo de colisión” resaltan las palabras de Arias en Asunción:
"Las elecciones van a transcurrir de manera normal y este gobierno está comprometido con elecciones libres y justas”,A menos de cinco meses de las elecciones Fernando Lugo –ahora candidato a senador- se encuentra con sus filas diezmadas, casi todos los medios de comunicación en contra y sin el aparato del Estado para desarrollar una campaña electoral en apoyo a un candidato, como lo hizo Lula con Dilma Roussef. En este sentido, al igual que en Honduras, el golpe de Estado parlamentario fue un éxito.
Arias