El periodista Pepe Flores recorre el conflicto entre ambos medios en el diario digital ALT1040 y recuerda que al igual que el caso de Rupert Mudoch -por escuchas telefónicas-, The Guardian redobló la apuesta con la publicación de un cable de 2009 donde el gobierno de Estados Unidos muestra su sorpresa por el seguimiento permanente sobre el entonces gobernador del Estado de México.
"Es ampliamente aceptado (?) que el monopolio televisivo de Televisa apoya al gobernador y le da un extraordinario tiempo al aire y otro tipo de coberturas?, revela el texto filtrado.
Esta historia tiene otros antecedentes.
Desde su derrota en las elecciones presidenciales de 2006 el dirigente de izquierda Andrés Manuel López Obrador (AMLO, por sus iniciales) insiste con que su caída frente al actual mandatario mexicano Felipe Calderón fue por fraude. Por ese motivo las manifestaciones públicas duraron semanas, en tanto los partidarios del triunfante Partido de Acción Nacional (PAN) ridiculizaron a López Obrador para dañar su credibilidad. La parodia del dinosaurio Barny -con una reversión del entonces popular "Te quiero yo y tú a mí?- circuló masivamente en YouTube.
Esta semana The Guardian también reprodujo otro cable de 2006, donde señala el temor de los principales actores políticos que aprobaron la desregulación de las telecomunicaciones para no "enfadar a Televisa o Azteca por miedo a perder tiempos privilegiados de publicidad a buen precio?.
Las reformas implicaban que ese duopolio pudiera incrementar su participación en escenarios convergentes. Por ese motivo, el entonces presidente Vicente Fox no vetó la iniciativa que había sido aprobada el 11 de abril de ese año por la Cámara de Diputados. El principal beneficiado era el grupo liderado por Carlos Slim, dueño de la compañía Telmex y con fuerte presencia en la región a través de Claro.
La norma fue desestimada por la Corte Suprema de Justicia luego de un proceso que declaró su inconstitucionalidad en un pronunciamiento posterior a esas elecciones.
Hoy el entorno digital vuelve a poner a López Obrador en cabeza de la agenda. Pero esta vez suspira con aire de revancha por dos motivos concurrentes: las filtraciones dañan a su principal adversario y las redes sociales parecen tener cierta capacidad de influenciar al electorado indeciso que varía entre un 10 y 18 por ciento, según la agencia EFE.
El sufragio general será el 1 de julio. Todos los aspirantes tienen cuentas en Twitter, Facebook y YouTube. Si bien el orden de las preferencias cambia en el micromundo de Internet debido a que sus usuarios se circunscriben a sectores de la población pertenecientes a círculos restringidos -entre los que resaltan jóvenes universitarios-, este espacio comunicacional condiciona las previsiones sobre los comicios.
En los sondeos globales la intención de voto ubica a Enrique Peña Nieto en primer lugar, mientras Andrés López Obrador redujo sorpresivamente la brecha, conforme a una encuesta de Buendía & Laredo, por encargo el diario El Universal.
Aún falta un tercer debate y esperar cómo repercute el escándalo Televisa, en especial porque mientras retrocede Peña Nieto, la polarización en las encuestas hizo crecer en forma pareja a los adversarios que pelean por el segundo y tercer puesto, Josefina Vázquez Mota (PAN) y el PRD de López Obrador.
En este contexto la influencia de las redes sociales sobre la opinión pública genera incertidumbres.
Ningún competidor olvida aún el efecto Atocha en España, cuando el gobierno de José María Aznar -que aspiraba a su reelección- manipuló la información para que la prensa atribuyera a la organización insurgente ETA el atentado a la central de trenes que lleva ese nombre. Una rectificación del diario El País cambió el rumbo de los comicios. La puja entre The Guardian y Televisa aún condiciona los sondeos.