Los cambios políticos descritos se unen y articulan con cambios tecnológicos. Puntualmente, se relacionan con varios principios filosófico-políticos que están codificados o tecnologizados en la arquitectura de Internet. Internet es una red de pares, distribuida, abierta y basada en el argumento "end to end? (e2e, de extremo a extremo). Así, los usuarios-finales de Internet, sin importar su ubicación o condición, pueden funcionar indistintamente como emisores o receptores.
Internet creció y se expandió a nivel mundial gracias a ser una red distribuida. El valor se produce desde sus extremos, son los usuarios-finales los que crean y aportan todo tipo de valor a la red: procesamiento de datos, información, ideas, expresiones, creatividad, preferencias, consumo, etc. Esto fue lo que permitió que en pocos años se construyera una matriz tecnológica que alcanzó y actualmente afecta a la totalidad del entramado socio-político a nivel global.
La posibilidad de que los gobiernos, los partidos políticos, los militantes o cualquier ciudadana o ciudadano (incluido tecnológicamente) puedan disponer de estas tecnologías con fines políticos cambia sustancialmente las formas de hacer política. Las tecnologías digitales y la arquitectura de Internet están colaborando a que los procesos políticos sean cada vez más una resultante directa, un emergente colaborativo, de la participación política distribuida.
Estos cambios pueden observarse en cualquiera de las nuevas formas de expresión y participación política. También aparecen claro en algunas campañas políticas a nivel mundial y en redes sociales políticas: por ejemplo, #sumateacristina, más que una red centralizada, busca conformase como una red social horizontal y distribuida, donde cada militante, cada ciudadana/o, pueda aportar creativamente y compartir ideas y actividades para sumarse a la re-elección de la actual Presidenta.
Dentro de esta red social cada persona puede expresarse, publicar ideas, opiniones, dialogar con otros sobre cualquiera de los temas políticos propuestos. A su vez, se pueden proponer temas, formar grupos temáticos, de actividades por región o provincia, o llevar adelante la representación de otros militantes o agrupaciones. El proceso político dentro de estas redes es un emergente, es la resultante directa de un nuevo tipo de participación política distribuida y colaborativa.
¿Estos procesos políticos distribuidos pueden ir más allá de las computadoras personales, los teléfonos móviles o los servidores de grandes empresas? ¿Pueden traducirse a las calles y resultar en movilizaciones ciudadanas? Hasta hace muy pocos años se pensaba que el mundo digital, los mundos virtuales, estaban disociados del mundo real, urbano, de la realidad física cotidiana. Sin embargo, hoy es muy claro que estas tecnologías son ubicuas y llegaron para quedarse.
Cada vez son más frecuentes los "flashmobs? o, en español, multitudes instantáneas o movilizaciones relámpago. Haciendo uso de cadenas de correos electrónicos, teléfonos móviles, mensajes de textos y redes sociales (como Twitter o Facebook) las ciudadanas y los ciudadanos deciden un lugar de encuentro, un tema convocante (u objetivo) y se reúnen súbita o instantáneamente en diferentes espacios públicos urbanos.
Estas movilizaciones relámpago han servido para los más diversos fines: intervenciones artísticas, acciones comunitarias, asaltos comercios, quema de autos o movilizaciones ciudadanas de protesta. A principios de agosto de 2011 los flashmobs pasaron a ser noticia en Londres (Reino Unido) y en Filadelfia (EE.UU.) por varias movilizaciones de protestas populares que terminaron con detenidos y cortes parciales (focalizados) de servicios telefonía, Internet y redes sociales.
La participación política en la era digital está cambiando rápidamente. Es necesario analizar y repensar la política como un emergente distribuido, de producción colectiva, colaborativa, de pares / iguales, que se produce desde los extremos, que es móvil y que algunas veces hasta puede presentarse como un relámpago. Estas nuevas formas de participación política son muy relevantes para la soberanía popular, los intereses nacionales y la construcción de mejores democracias.
* El Dr. Ariel Vercelli es Presidente de BIENES COMUNES A. C. e Investigador del CONICET / IEC-UNQ