La introducción del teletrabajo en la empresa tiene que realizarse, como todo desarrollo organizativo, dentro de un período de tiempo suficiente con el objeto de ir aplicando las medidas de adaptación necesarias.
La mayoría de las veces es ineficiente que una función que ha sido realizada en la unidad central de la empresa se transforme totalmente y de golpe en teletrabajo. Sería más adecuado proceder a una transformación gradual, desplazando los puntos básicos del trabajo y sus propios contenidos hacia una experiencia telemática.
El rasgo de voluntariedad que caracteriza al teletrabajo resulta trascendental al momento de seleccionar los recursos humanos, y al respecto, cabe recordar que parte del éxito de estos programas radica en desarrollar una "Telegestión Estratégica".
Este tipo de planificación debe formar parte del plan estratégico de la empresa y permitirá establecer una serie de metas en perfecta alineación con los objetivos de la misma, dando respuesta a aquellas necesidades detectadas en el momento deseado y ofreciendo a la dirección general una útil herramienta de valoración y evaluación de la gestión de los Recursos Humanos, dentro de un enfoque global estratégico único.
La Planeación de las TIC requiere abordar tres alcances claramente definidos en el tiempo. A nivel estratégico definir cursos de acción para lapsos de tres a cinco años; a nivel táctico asignar recursos para garantizar el desarrollo de proyectos durante uno o dos años, y a nivel operativo ejecutar las actividades del día a día que permitan lograr los objetivos proyectados. Los tres tipos de planeación están unidos en cascada, uno detrás del otro. Una planeación táctica sin una estratégica simplemente hará ver un sinnúmero de proyectos apuntando para ninguna parte. Y una planeación operativa sin recursos, será la oportunidad para generar disculpas del no funcionamiento.
EL teletrabajo como forma de organizar el trabajo a distancia nos propone un desafío, pues toda la organización del trabajo, de los recursos humanos, de la comunicación entre el personal en forma horizontal y vertical cambia, y reemplaza lo presencial por lo virtual. Se genera entonces un cambio cultural que incluye hasta las denominadas "burbujas de ocio?, una nueva forma de manejar el tiempo libre.
Ese cambio cultural exige de la empresa una importante tarea de planificar la capacitación de su capital humano, tanto a nivel de los trabajadores y empleados como a nivel de la supervisión y gerencias, pues el teletrabajo como nueva forma de organizar el trabajo también implica un nuevo modo de relacionamiento entre los integrantes de la empresa, impactando tanto a la persona que acuerda teletrabajar como al supervisor, jefe y resto de la estructura que permanece en la oficina.
El teletrabajo puede interpretarse como una descentralización telecomunicativa de las funciones empresariales, en particular en las que afecta a las actividades de los empleados, que desplazan el puesto de trabajo a su propia vivienda.
Lo que verdaderamente caracteriza al teletrabajo es la aportación de valor mediante el uso intensivo de las tecnologías de la información. Esta aportación de valor se basa en el proceso de información. El teletrabajo utiliza como materia prima la información, como herramienta el ordenador y como vehículo las telecomunicaciones; por ello se requieren cambios en la organización de la empresa, como por ejemplo aplicar una estructura en red y una política de redimensión de nuevos entornos.
En cuanto a la estructura en red, se funda en una conectividad completa y omnidireccional, con sistemas abiertos que facilitan los flujos de información y comunicación verticales, horizontales y transversales. Es la estructura idónea para dar cabida al teletrabajo. De este modo cuando se han establecido los medios para una buena comunicación y consultas a distancia, pierde importancia el lugar físico desde donde se actúa.
Es incuestionable que el desarrollo tecnológico constituye una de las razones fundamentales de la expansión del teletrabajo. Al aumento de las prestaciones que los adelantos tecnológicos en informática y telecomunicaciones proporcionan se une la disminución de los costes tecnológicos que sólo ahora parece sentirse de forma significativa.
Entre las múltiples ventajas que el teletrabajo reporta para la empresa, se encuentran desde lo económico: el ahorro de espacio y de instalaciones, mayor control de costes, reducción del nivel de ausentismo, mayor productividad al mejorar por parte de los trabajadores el clima y reducirse las interrupciones propias de la intra-organización.
Del mismo modo desde el punto de vista de los recursos humanos, se facilita el acceso a buenos profesionales que necesitan flexibilidad de tiempo y localización, así como se logra reducir el índice de conflictividad laboral en la empresa.
Desde un punto de vista organizativo, se consigue una descentralización física sin perder la centralización lógica, se facilita un mayor relajamiento en el establecimiento del marco de gestión empresarial, reduciendo el número de niveles jerárquicos puesto que éstos existen porque el número de personas que un superior puede controlar con eficacia es limitado.
Para los trabajadores, las ventajas no son menores, flexibilidad de horarios, que permiten la conciliación y el equilibrio de la vida familiar y laboral, la elección personal del entorno de trabajo más deseado y un verdadero ahorro de tiempo y dinero al reducirse los desplazamientos, acompañan a una importante disminución del nivel de estrés del trabajador.
Finalmente, el teletrabajo supone un peldaño más en el nuevo concepto de empresa con oficinas virtuales en las que la concepción y el poder asociado de las funciones tradicionales cambian y se desdibuja. El teletrabajo, convenientemente aplicado, es además una herramienta adicional para la mejora de la efectividad de la organización. Las barreras a su introducción han dejado de estar en las cuestiones técnicas para limitarse a los prejuicios de una organización del trabajo basada en los modelos organizativos de principio de siglo.
Ahora bien, si la clave es la estratégica gestión de los Recursos Humanos, la única forma que el teletrabajador se considere partícipe de la empresa e integrado en la cultura corporativa es mediante una ágil comunicación interna, por lo tanto poner el acento en un cambio cultural abre la posibilidad de introducir herramientas tecnológicas que aseguren el crecimiento de este nuevo formato que permite llevar el trabajo al trabajador
* Coordinadora de Teletrabajo y asesoro del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.