Como antecedente al anterior anuncio, en diciembre de 2002 el estado de Rio Grande Do Sul fue el primero en aprobar una ley en función de alentar la utilización del Software Libre en la administración pública. En él, las empresas públicas y universidades promueven el uso casi exclusivo del software libre. Por ejemplo, el Banco Estatal de Rio Grande Do Sul hace años que opera con el sistema operativo Linux.
En la actualidad, el plan estratégico diseñado en 2003 para conseguir la adopción del Software Libre en las distintas reparticiones del gobierno brasilero y en las empresas estatales va rindiendo sus frutos. En la página http://www.softwarelivre.gov.br podemos observar el estado de implementación de los objetivos, resultando en una amplia mayoría de organismos públicos que desarrollaron o compraron aplicaciones de ese tipo en al menos una de las categorías. En la misma página también se puede encontrar información acerca del marco normativo, los distintos planes estratégicos y otros datos que pueden ser de interés para la ciudadanía y para aquellos que se encuentran trabajando en el sector.
Por otra parte, también se destaca la página http://www.softwarepublico.gov.br, donde se suben los programas que se van desarrollando para ser descargados de forma gratuita por otros organismos e incluso por cualquier persona que desee utilizarlos. Estos datos nos muestran que el plan del software libre de Brasil no consiste únicamente en una directriz jerárquica bajada desde la Presidencia, sino que está pensado como una red que se retroalimenta con sus participantes.
El Gobierno de Ignacio "Lula" da Silva apostó, para fomentar el desarrollo local y desvincular la inversión pública de las grandes multinacionales, por la creación de un tejido local de empresas que ofrezcan soluciones y servicios en Software Libre. El software libre encarna una coyuntura sin antecedentes para el desarrollo de la sociedad de la información.
El Banco Mundial informó que más de 67,4 millones de brasileños utilizan Internet hogareña, en el lugar de trabajo o a través de espacios de acceso público como lo pueden ser bibliotecas y cibercafés. Pero es latente la posibilidad de que ese número ascienda debido a la ejecución del programa brasileño denominado ProInfo.